Pronto llega la navidad, esas fiestas que muchos odian y que a otros encanta,… que sentimientos tan dispares verdad?.
Yo he tenido Navidades maravillosas, bueno mejor dicho, momentos enmarcados en esta fecha que ahora se me antojan en la mente con melancolía buena.
Ahora recuerdo uno de ellos, sentada en esa chimenea que reposa en mi casa y que solo hemos usado un par de inviernos. Miraba el fuego mientras me fumaba un cigarrillo y repasaba cada instante del año que dejaba atrás, recuerdo esa sensación de paz que me invadía, que me hacía disfrutar de cada calada y de cada llamarada de fuego que se iluminaba en mi cara.
La verdad es que tengo recuerdos muy especiales de esas cenas en familia, cuando éramos más de cuatro persona las que recibían el nuevo año juntos. La casa de mi abuela era el corazón que hacía latir al unísono Feliz Año Nuevo. Y llegaban los besos, los abrazos, los propósitos de mejora, los deseos y sueños que no conseguimos cumplir en la época que dejábamos atrás. Ni siquiera la velocidad de mi abuelo comiéndose las uvas, o las lágrimas de mi primo Pepe llorando de la risa, podían estropear ese mágico momento, porque no importaba que las uvas de mi madre fueran las más grandes y que mi padre escogiera las pequeñas para él.
Recuerdo esa felicidad, como observaba cada movimiento, cada tradición, cada mirada que se perdía en los ojos del que estaba enfrente. Los polvorones que siempre eran los mismos cada año se amontonaban en la mesa y las copas estaban ya en su montaña apiladas esperando la lluvia del champán.
Y que más da como fuera, que estrenaría esa noche, que amigo de mi hermano iría a tomarse la primera copa a casa, que anillo pusiera mi madre en su copa,… Había algo especial en esa noche, en ese día, en ese momento, que me daba tranquilidad y paz.
Estaba en casa, a salvo,…mi familia me protegía, me cuidaba y sabía que estarían a mi lado para recibir y vivir cada momento que el nuevo año me tenía preparado.
Os dejo un trocito, de una peli navideña que me encanta, y que en su momento me recomendaron y pude compartir de una forma especial… “Por qué en Navidad, todo es posible…”
“Siempre que me siento pesimista por como está el mundo, pienso en la puerta de llegada del aeropuerto de Heathrow…
La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así, a mi me parece que el amor está en todas partes…
A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí… Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos,…
Cuando los aviones se estrellaron con las torres gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a punto de morir fue de odio y venganza, todas fueron mensajes de amor.
Si lo buscáis, tengo la extraña sensación, de que descubriréis que el amor en realidad está en todas partes…” (Love Actually)