Los Reyes Magos están a punto de llegar… sí, estos tres personajes “de cuento” que vienen cargados de regalos, de sueños y de ilusión para miles de niños y no tan niños, ya están en camino, dispuestos a estacionar en miles de hogares.
Quizás esto también sea una historia fantástica más, creada por alguien, pero como siempre digo, que más da, quien y como fuera…
Hoy podéis preguntar a cualquier niño, quienes son los Reyes Magos, o mejor dicho preguntárselo en cualquier época del año, y observar por un momento sus ojos, y el brillo que desprenden… es maravilloso, que maravilloso es ser niño.
En un día como éste, estoy casi segura que todos volvemos a ser un poco niños…, a ponernos nerviosos cuando llega la noche de reyes, porque de una forma u otra esperamos ese regalo al levantarnos.
También quiero compartir, hoy aquí, un episodio que me viene a la mente de este día,…
“No recuerdo muy bien la edad, quizás 5 o 6 años, tampoco el hecho en concreto, pero bueno…
Creo que mi hermano se acababa de enterar de que los Reyes Magos “eran los padres”, fue tan grande la decepción de recibir esa noticia, que tuvo que compartirla conmigo, como compartía casi todo en esa época. El caso es que la ilusión de la noche de reyes se acababa para nosotros, los reyes eran papa y mama. Esos regalos que cada año se amontonaban en las zapatillas repartidas por casa, casa de abuela, de tita,… eran colocados por ellos.
Creo que llegamos a comentarlo entre los dos, y recuerdo como el brillo de los ojos desapareció en ambos, o por lo menos yo lo sentí así, y ahí estaban los rostros de nuestros padres para ver nuestras caras de decepción…
Quizás eso fue la causa, de lo que ocurrió a continuación; cuando ya estábamos caminando entre sueños, mi madre nos llamó emocionada, y gritando nos despertó: ¡¡ ¡¡¡QUE LOS REYES HAN VENIDO!!!, ¡¡¡QUE BALTASAR ESTÁ EN NUESTRA CASA Y OS TRAE LOS REGALOS…!!!
Entonces fue cuando me levanté a toda prisa, y vi como un señor con la cara de color negro, subía con dificultad las escaleras de mi casa portando una bicicleta y entraba en la habitación de mi hermano, mi boca se abrió de par en par, no me lo podía creer… Y también traía algo para mi, un piano, que use hasta la saciedad.
Recuerdo que ese señor, nos dio unos caramelos, nos preguntó si nos habíamos portado bien y se fue de mi casa sin más.
Él no fue consciente de lo que había ocurrido allí, por un momento había devuelto la ilusión a unos niños, a una casa, a una familia. Había provocado un estado de alegría, que se hizo eterno en mi mente, y que siempre que llega este día aparece, y me hace sonreír y me hace llorar, y me hace creer,… e incita que cada año vuelva a colocar la zapatilla en la ventana y espere su llegada…”
PD: Esta entrada va dedicada a mi familia, a ese día, al día de reyes en mi casa, en la habitación de mis padres desenvolviendo cada regalo; calcetines, balones, pelotas de tenis, muñecas, bufandas, zapatillas de deporte, patines, colonia,…